

Poco antes de morir, Coffey, mediante una visión, le transmite a Paul toda la verdad: "Billy el Niño" trabajaba de pintor en la casa de las gemelas que John supuestamente mató. Fue Bill quien cierta noche las secuestró, violó y mató. Coffey las encontró muertas y trató de revivirlas con sus poderes, pero al haber pasado mucho tiempo no pudo, por lo que las abrazó y se puso a llorar y gritar. En esa posición lo encontraron el sheriff, los vecinos y el padre de las niñas. Por supuesto que nunca pudo probarse su inocencia, ya que no había testigos. Pero pudo en cierta forma hacerse justicia, de una manera muy particular: Enterado el alcaide de la prisión de los poderes de Coffey, cierta noche, con ayuda de Paul y Bruto lo sacan de su celda y lo llevan a la casa del alcalde para que cure a su mujer, a quien un tumor estaba matando. Coffey la cura, pero no logra vomitar el tumor, como habitualmente hace, así que medio enfermo lo llevan de vuelta a su celda. Poco después, Coffey tomó a Percy y le transmitió el tumor cerebral. Es así que en una especie de sonambulismo Percy se dirige a la celda de Bill y, a causa del tumor, que le hace enloquecer, lo mata a tiros. Finalmente es enviado a un manicomio.
John Coffey es ejecutado, y tras su muerte Paul y Bruto pidieron el traslado a otra prisión (un correccional). Paul relata todo esto de anciano, y termina con una oscura reflexión final: "Todos debemos morir, no hay excepciones. Sin embargo, Dios mío..., a veces, el pasillo de la muerte me parece tan largo...".
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