Sony emprendió una acción legal contra los hackers que desmantelaron la seguridad de la consola PlayStation 3 (conocida como PS3) y contra quienes revelaron y publicaron los códigos maestros del aparato.
Estos códigos permiten que cualquier persona pueda potencialmente instalar un programa en la máquina, incluyendo juegos pirata.
Estos códigos permiten que cualquier persona pueda potencialmente instalar un programa en la máquina, incluyendo juegos pirata.
Sony argumenta que dichas acciones constituyen violaciones a sus derechos de autor y fraude informático.
Pero George Hotz, uno de los hackers en el centro de la controversia, le dijo a la BBC que creía "cómodamente" que la solicitud de la compañía no iba a prosperar.
"Soy un ferviente creyente de los derechos digitales", afirmó Hotz.
"Esperaría que una empresa que se enorgullece de su propiedad intelectual tuviera un buen conocimiento de la ley, por lo que la acción me decepciona. He hablado con un consejero legal y me siento lo suficientemente cómodo como para creer que la acción de Sony en mi contra no tiene fundamentos", añadió.
Hotz, de 21 años, fue demandado junto con más de 100 personas asociadas al grupo de hackers conocido como fail0verflow.
En la acción judicial, presentada en un tribunal de California, Sony solicita una orden de restricción que prohíba a Hotz realizar actividades que alteren programas informáticos y prevenga la distribución del software creado a partir de sus logros.
"Trabajando de forma individual pero organizada, los acusados recientemente consiguieron saltarse las efectivas medidas de seguridad empleadas por Sony", se lee en el documento.
"Usando internet, los acusados están distribuyendo programas, herramientas e instrucciones que brincan las medidas de protección y facilitan el contrabando de videojuegos. En este momento ya se están empacando y distribuyendo juegos pirata para estos dispositivos", agrega.
Códigos secretos
La polémica se centra en una serie de códigos secretos que Sony utiliza para impedir que su sistema sea utilizado con fines no autorizados.
Entre ellos se encuentra un número que se emplea para autorizar los juegos y software de la PS3, con el fin de comprobar que son genuinos.
Sin embargo, si se conoce el código, éste se puede utilizar para autorizar cualquier software, incluyendo programas no autorizados y, potencialmente, juegos pirata.
El sitio de web de fail0verflow desapareció de la noche a la mañana y fue reemplazado por un mensaje titulado "Sony nos demandó".
En él, los hackers dijeron: "Nunca hemos aprobado, apoyado o motivado la piratería en videojuegos".
"Nunca hemos publicado ningún código. No hemos publicado ningún código de Sony o códigos derivados de Sony", añadieron.
Y aseguraron: "Nuestro objetivo exclusivo era, y siempre ha sido, lograr que regresara la opción de instalar Otro Sistema Operativo".
El grupo se refiere a una opción que Sony deshabilitó -después de que Hotz lograra por primera vez romper la seguridad de la consola hace unos meses- y que permitía instalar otros programas como Linux en la PS3.
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