Semanas después de la llegada de Coffey entra otro condenado, acusado de varios asesinatos. Se llama William Wharton, pero se hace llamar "Billy el Niño", y no tarda en colmar la paciencia de los guardias. Un episodio digno de relatar es el que se refiere a la ejecución del condenado francés Eduard Delacroix, quien incendió una casa con todos sus moradores dentro. Delacroix logra adiestrar a un pequeño ratón al que adopta como mascota, al cual llama Cascabel. Cierta vez Percy lo aplastó cruelmente y Coffey logra revivirlo con sus poderes. Al momento de la ejecución de Delacroix, Percy exige presidirla, a lo que Paul accede de mala gana, poniendo como condición que pida el traslado a otro lugar tras aplicar la pena. El problema llega cuando en el momento en que Percy tendría que haber mojado la pequeña esponja que se colocaba en la cabeza del condenado para que corra mejor la corriente y la descarga llegara casi inmediatamente al cerebro, pero no lo hizo, aun sabiéndolo, para ver qué podría pasar. El resultado fue horrible: en lugar de la muerte rápida que debía habérsele dado, Delacroix murió calcinado y sufriendo terribles dolores.
Poco antes de morir, Coffey, mediante una visión, le transmite a Paul toda la verdad: "Billy el Niño" trabajaba de pintor en la casa de las gemelas que John supuestamente mató. Fue Bill quien cierta noche las secuestró, violó y mató. Coffey las encontró muertas y trató de revivirlas con sus poderes, pero al haber pasado mucho tiempo no pudo, por lo que las abrazó y se puso a llorar y gritar. En esa posición lo encontraron el sheriff, los vecinos y el padre de las niñas. Por supuesto que nunca pudo probarse su inocencia, ya que no había testigos. Pero pudo en cierta forma hacerse justicia, de una manera muy particular: Enterado el alcaide de la prisión de los poderes de Coffey, cierta noche, con ayuda de Paul y Bruto lo sacan de su celda y lo llevan a la casa del alcalde para que cure a su mujer, a quien un tumor estaba matando. Coffey la cura, pero no logra vomitar el tumor, como habitualmente hace, así que medio enfermo lo llevan de vuelta a su celda. Poco después, Coffey tomó a Percy y le transmitió el tumor cerebral. Es así que en una especie de sonambulismo Percy se dirige a la celda de Bill y, a causa del tumor, que le hace enloquecer, lo mata a tiros. Finalmente es enviado a un manicomio.
John Coffey es ejecutado, y tras su muerte Paul y Bruto pidieron el traslado a otra prisión (un correccional). Paul relata todo esto de anciano, y termina con una oscura reflexión final: "Todos debemos morir, no hay excepciones. Sin embargo, Dios mío..., a veces, el pasillo de la muerte me parece tan largo...".
Poco antes de morir, Coffey, mediante una visión, le transmite a Paul toda la verdad: "Billy el Niño" trabajaba de pintor en la casa de las gemelas que John supuestamente mató. Fue Bill quien cierta noche las secuestró, violó y mató. Coffey las encontró muertas y trató de revivirlas con sus poderes, pero al haber pasado mucho tiempo no pudo, por lo que las abrazó y se puso a llorar y gritar. En esa posición lo encontraron el sheriff, los vecinos y el padre de las niñas. Por supuesto que nunca pudo probarse su inocencia, ya que no había testigos. Pero pudo en cierta forma hacerse justicia, de una manera muy particular: Enterado el alcaide de la prisión de los poderes de Coffey, cierta noche, con ayuda de Paul y Bruto lo sacan de su celda y lo llevan a la casa del alcalde para que cure a su mujer, a quien un tumor estaba matando. Coffey la cura, pero no logra vomitar el tumor, como habitualmente hace, así que medio enfermo lo llevan de vuelta a su celda. Poco después, Coffey tomó a Percy y le transmitió el tumor cerebral. Es así que en una especie de sonambulismo Percy se dirige a la celda de Bill y, a causa del tumor, que le hace enloquecer, lo mata a tiros. Finalmente es enviado a un manicomio.
John Coffey es ejecutado, y tras su muerte Paul y Bruto pidieron el traslado a otra prisión (un correccional). Paul relata todo esto de anciano, y termina con una oscura reflexión final: "Todos debemos morir, no hay excepciones. Sin embargo, Dios mío..., a veces, el pasillo de la muerte me parece tan largo...".
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