lunes, 12 de julio de 2010

HOMENAJE A PSICOSIS EN SUS 50 AÑOS DE CREADA.




El cine cambió el 16 de junio de 1960. Hace ahora medio siglo se estrenaba en Estados Unidos "Psicosis" (Psycho), obra maestra del Alfred Hitchcock (1899-1980) que alteró el modo de narrar y concebir el cine de suspense.

Hitchcock era para entonces un maestro consagrado -ya había rodado La ventana indiscreta, Vértigo y Con la muerte en los talones-, pero demostró que con muy pocos elementos y mucho talento era posible poner el corazón de espectador al borde del colapso.

´Psicosis´ lució el terror más efectivo y se convirtió desde el día de su estreno en un clásico que sigue vivo. Su escena cumbre, el asesinato en la ducha de la protagonista, aún genera ríos de tinta, émulos y sesudos estudios. Seguirá siendo copiada, parodiada, desmenuzada en escuelas de cine y analizada por quienes aspiren a ser alguien en el séptimo arte.

Pero seguirá, sobre todo, dejando sin aliento a los espectadores. Los protagonistas de la película quedaron también marcados a fuego por la poderosa psicosis que durante medio siglo ha aterrorizado a sucesivas generaciones.

En el próximo medio siglo seguirá zarandeando ánimos, incluso los de quienes la conocen de punta a cabo y saben quién empuña el cuchillo tras la cortina de plástico en la ducha de la habitación 1 del Motel Bates. ´Psicosis´ es un relato tan sencillo como magistral al que Hitchcock se refería como "una comedia".

Una joven y atractiva secretaria de aspecto inofensivo, Marion Crane (Janet Leigh), roba una importante cantidad de dinero en su empresa en Phoenix. Sueña con una nueva vida junto a su novio Sam Loomis (John Gavin) y huye de la ciudad en coche con el botín tras creerse descubierta por su jefe. La lluvia le sorprende en su huida y busca refugio en un apartado motel que atiende un joven afable, cortés y educado, Norman Bates (Anthony Perkins), que dice vivir con su anciana madre en la casa contigua.

Una normalidad que se tornará terrorífica cuando la joven ladrona sea salvajemente acuchillada en la ducha. McGuffin El robo es el McGuffin de la película, ese pretexto sobre el que el singular y descomunal talento de Hitchcock construía sus intrigas con tramas de insospechados giros.

El Motel Bates que debía dar refugio a la fugitiva se tornará en una casa de los horrores. Reina un pánico que se acentúa al alternarse con la ternura el humor en una sucesión de escenas memorables y que alcanza su cénit en las de la ducha y el monólogo final.

La mítica escena de la ducha se rodó entre el 17 y el 23 de diciembre de 1959 con dos cámaras distintas. Dura tres minutos e incluye 50 planos que se rodaron desde un sinfín ángulos.
Necesitó casi 80 tomas y una ingente labor de montaje.
Casi todo son planos muy cortos, con excepción de la inicial y el final. La ambientación musical acentúa lo terrorífico del asesinato, con chirridos de violas y chelos, en una pieza que su compositor, Bernard Herrmann, tituló ´El asesinato´ y que marca otro hito en la historia del cine.

Esa escena central fue la que decidió a Hitchcock a rodar la película el blanco y negro, ya que, a su juicio, la truculencia de la sangre la hubiera hecho insoportable en color y le hubiera restado veracidad. La sangre se sustituyó por sirope de chocolate y el ruido de las cuchilladas sobre el cuerpo desnudo de Janet Leigh se grabó apuñalado una sandía. Los espeluznantes gritos son originales de la actriz, que desmintió en muchas ocasiones haber sido ´ayudada´ por la decisión de Hitchcok de usar agua helada en el rodaje.

También explicó Leigh que fue especialmente difícil rodar del último plano, cuando la cámara salta del desagüe que se traga su sangre a un primerísimo plano ojo de su cadáver. La ducha seguía manando y le salpicaba obligándola a parpadear.

Lo que nunca explicaron ni Hitchcock ni Leigh es que se utilizó a una ´doble de cuerpo´, una modelo y stripper llamada Marli Renfro que cobró sólo 500 dólares. Renfro llegó a ser portada de Playboy el año del rodaje, pero sería asesinada por un psicópata obsesionado con ´Psicosis´.

Aciertos

´Psicosis´ es el culmen de los muchos talentos de Hitchcock, que recurrió a sus colaboradores habituales. Trabajó codo con codo junto a Saul Bass, autor del ´storyboard´ de la escena de la ducha e inspirador de unos títulos de crédito que también hicieron historia. Contó con soberbia fotografía de John L. Russel y recurrió de nuevo a la música de Bernard Herrmann, habitual es sus bandas sonoras desde su etapa británica y que le regaló una partitura inolvidable y tan decisiva como el propio montaje de George Tomasini.

El cineasta reconocería la decisiva aportación del músico y la triplicaría el sueldo. Tan acertada como la elección de los colaboradores fue la de los actores. En especial la de un joven Anthony Perkins que se enfrentó al papel, de su vida encarnando a un Norman Bates que bordó pero que pesaría como un losa sobre el resto de su carrera.

Completó el reparto con Vera Miles, John Gavin, Martin Balsam, Virginia Gregg y Jeantett Nolan.
El guión es de Joseph Stefano, que se basó en la novela homónima de Robert Bloch remotamente inspirada en los asesinatos en serie perpetrado pro Ed Gain en Wisconsin y por cuyos derechos Hitchcock pagó 9.000 dólares. Obtuvo cuatro nominaciones al Oscar -dirección, mejor actriz secundaria, fotografía y dirección artística- pero no se llevó ninguna estatuilla.

Si proporcionaría Janet Leigh un globo de oro al mejor actriz de reparto. Como en todas su película, el orondo directo británico deja la firma de la casa con una fugaz aparición. ´Psicosis´ estuvo a punto de no ser rodada. Hitchcock estaba entonces bajo contrato con Paramout, que se negó a producir el proyecto por considerar la historia "repugnante" e "imposible" de rodar.

El maestro británico decidió producir él mismo con el respaldo de Shamley Porductions, la productora de la serie ´Alfrede Hitchcock presenta´. Logró filmarla en menos de cuatro meses y con un presupuesto muy bajo que no llegó al millón de dólares.
Sus decorados, con la casa Bates y el motel, siguen siendo hoy un icono y un imán para los cientos de miles de turistas que vistan los estudios de Universal en Los Ángeles. En pocas semanas ´Piscosis´ se convirtió en un éxito que se repitió por todo el mundo -a España no llegaría hasta abril de 1961- y que convirtió a su director en multimillonario y le permitió entrar en el accionariado de Universal.

En la década de los 80 llegaría las secuelas, ´Psicosis II´ y III, protagonizadas por Anthony Peerkins, además de la serie de TV ´Psicosis IV´ de 1990, trabajos que aportaron buen dinero a su productora pero nada a la legendaria obra original de Hitchcock.



TOMADO DE :
HOYCINEMA.COM

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